martes, 25 de marzo de 2014

7 meses después

Agosto de 2013, día 24, aproximadamente 2:30pm (4:30pm GTM -06:00) llegué a la calurosa ciudad de Hermosillo en el desértico estado de Sonora; el plan para ese entonces era quedarme hasta diciembre, esto por cuestiones laborales y como a esta edad (23 en esa fecha, ahora 24) nada me ata y todo me reta, me lance a la aventura.

El pueblo, la ciudad es bonita, tranquila y llena de naturaleza a sus alrededores, quizás no se vea el verde al que Jalisco me tiene acostumbrada, pero entre saguaros y cerros también se aprecia la belleza del desierto, sobre todo los días en que suelo ir a practicar bicicleta de montaña (antes era  únicamente ciclista urbana) y la sombra de estos cactus y montículos de tierra me hacen compañía.

Hasta este punto podría parecer que mi estancia ha sido como un cuento de Disney, solo que cambiando los caballos blancos por un cuadro de aluminio y dos ruedas; pero la realidad es que no, yo acostumbra a ser FIESTA, ser social (que es diferente a ser popular) y no estar más de 2 horas en casa, me volví rutinaria: despierta-trabaja-ve a algún paseo en bici-intenta dormir-duermete-despierta-trabaja-etc.., lo peor llegaba en fines de semana, esos 3 días tan anhelados por todos se convirtieron en mis peores enemigos: despierta-trabaja-lava ropa-trabaja-has comida-trabaja-sal a andar en bici-picate los ojos- trabaja hasta que te de sueño-duerme- y es que me ha costado desenvolverme en el ámbito social, aquí soy guacha, algo que significa que de Sinaloa-Sonora hacia abajo eres sureño y al ser sureño, eres discriminado, porque los sonorenses “son una verga más grande y dura que la de cualquier actor porno”, no hablo con esas palabras (que sigo pensando que inventan una cada que se ponen pedos) como bichi, michi, chero, ñero, buqui, sarra, etc, y pues no estudie acá, entonces no es tan fácil entrar en sus círculos sociales.

Mi estancia que parecía terminar en diciembre se ha alargado hasta una fecha aún sin definir y mis visitas a Guadalajara se convierten siempre en una vorágine de fiestas y reuniones sociales, en busca de llenar las semanas o meses que no logró salir más de la tiendita.

Los primeros días de marzo hice un viaje corto a tierras tapatías, fui con objetivos específicos como participar en un duathlon y organizar una rodada ciclista, me di cuenta de que seguía teniendo capacidad de hacer algo si me lo proponía y de generar conversaciones con desconocidos, así que marzo me reto a hacer algo por mi vida.

Este mes me cambie de casa, me hice un tatuaje nuevo, le di un nuevo nivel a la practica del ciclismo, me anime a entrar a un bar sin conocer gente y terminar conociendo un nuevo grupo de personas con las que ya regresé a otro bar, finalmente me anime a ir a un concierto porque se me antojo y como no era en la ciudad tuve que conocer ,por fortuna a una persona vía Facebook que sería mi acompañante, lo gracioso es que resulto ser foráneo en circunstancias similares a las mías.

7 meses después de mi llegada estoy ubicando el “underground”  hermosillense. Y si bien la fiesta no es eterna, nunca debemos perder las ganas de divertirnos, esta bien ser maduros, esta bien trabajar (yo lo hago desde los 16 años), pero a veces es necesario aunque sea un día olvidarte de tu cotidianeidad y compartir con otra gente, lo que sea, una cerveza, una anécdota o una sonrisa.




Bonito día, se les quiere, ustedes saben quienes son =)

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